Los devotos de cada una de las creencias no dudan en reconocer y afirmar rotundamente que Jehová y Alá no son lo mismo y que en realidad no se parecen en nada.
Algunas personas han afirmado con ligereza que Alá y Jehová son el mismo dios. No obstante, en realidad desconocen tanto a Alá como a Jehová, incluso si únicamente uno se limita a lo que cada uno de ellos afirma sobre su origen, atributos, hechos, relaciones, palabras y promesas.
Un estudiante honesto que no fuera musulmán ni cristiano no tendría ninguna duda de que Alá y Jehová no son el mismo dios.
Antes de la aparición, desarrollo y avance del Islam, la religión preponderante en Arabia era una tremendamente supersticiosa.
La población de Arabia creía en genios, piedras mágicas, maldiciones y muchísimas prácticas ocultistas, o sea, eran personas idólatras y politeístas.
Los mismos devotos y estudiosos de sus respectivas creencias, podrían afirmar categóricamente que el ser divino presentado en el Corán y el ser divino de la Biblia no son de ninguna manera el mismo y ni siquiera se parecen mínimamente.
«Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí»
(Isaías 45:5).