En el versículo 3 de la epístola de Judas 3 leemos esta exhortación:
«que contendáis ardientemente por la fe que ha sido dada a los santos»,
o sea, no es algo pasivo o un mero asentimiento mental de la fe. Esta fe no es una fe ciega o ignorante sino que viene dada en y basada junto con la revelación de la palabra de Dios.
El andar por la fe debe venir como producto de un gradual aumento en el conocimiento y práctica de la palabra de Dios. Nosotros, igual que los discípulos hicieron, debemos clamar a menudo al Señor:
«Auméntanos la fe»
(Lucas 17:5).