Las evidencias de Dios las ha tenido el hombre de ayer y de hoy a su alcance. Para ello, únicamente ha de mirar la creación y al cielo y preguntarse: ¿quién hizo todo eso?, o como afirmó David:
«Los cielos cuentan la gloria de Dios» (Salmos 19:1-4).
Pero si no oyen la palabra de Dios jamás tendrán fe, porque la mejor y más completa evidencia de Dios está en su Palabra y no podrán creer a quien no han oído (Romanos 10:14);
«porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo» (Ro. 10:13)
y sólo le van a invocar los que creen en Él y se acercan con fe genuina.