Lo que la Biblia declara acerca de la Divinidad por ejemplo en Hechos 17:29, Romanos 1:20 y Colosenses 2:9 es muy claro: hay sólo un Dios.
«Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo» (Isaías 45:5, 6).
Hay sólo un Dios, pero Dios está manifestado por tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. También es muy claro que son personas divinas individuales. Jesús, afirma su propia deidad (Juan 8:24-27), continuamente se refiere a la persona de Dios el Padre como Su Padre. Los líderes religiosos de los judíos buscaban matarlo porque dijo «que Dios era Su propio Padre, haciéndose igual a Dios» (Juan 5:18). En Juan 14:26, Jesús dice del «Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas…» O sea, tres divinas personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.