En numerosos pasajes del Antiguo Testamento leemos sobre las diversas fiestas que los judíos debían conocer y guardar con total fidelidad. Estas fiestas tenían varias metas como la gratitud, la enseñanza, el testimonio, la alabanza y la adoración a Jehová. Jesús mismo participó de todas estas fiestas durante su vida terrenal , etc.).
Marcos 14:12: «El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua?»
Mateo 26:17: «El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua?»
Juan 7:37: «En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba».
Sin embargo, en el Nuevo Testamento no tenemos ningún mandamiento sobre guardarlas, ni tampoco encontramos ningún ejemplo de que los creyentes primitivos, ni de las numerosas iglesias locales mencionadas en el Nuevo Testamento guardasen o mandasen guardar ninguna de ellas, ni una sola vez.