En la ley de Dios leemos:
«Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas» (Gálatas 3:10).
No has obedecido de forma continua y perfecta, de modo que estás condenado.
Ya que «la paga del pecado es muerte» (Romanos 6:23),
- tú estás sujeto tanto a la muerte física, la separación del alma y del espíritu del cuerpo (Hebreos 9:27):
«Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio»,
- y la muerte espiritual, la separación del hombre de Dios. Actualmente estás muerto en «delitos y pecados» (Efesios 2:1):
«Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados»,
tu condenación es «justa» (Romanos 3:8), y por lo tanto,
- te estás dirigiendo a la segunda muerte, separación eterna de Dios en el lago:
«Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.
Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego». (Apocalipsis 20:14-15).