El hecho de que va a haber un juicio final después de la muerte para todos los seres humanos está confirmado por varios pasajes de la Escritura. Cada persona un día estará en pie delante de Cristo y será juzgado por sus hechos sin ningún argumento, excusa o razonamiento para poder apelar. Con gran claridad leemos:
«Porque preciso es que él (Cristo) reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte» (1ª Co. 15:25-26) y
«por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos» (Hechos 17:31).