En un mundo cada vez más inestable y con más incertidumbre, que cada vez genera más desconfianza, podemos afirmar con toda firmeza que se puede confiar plenamente en Dios porque es un Dios lleno de amor, bondad, gracia, belleza, sabiduría, poder, paciencia, misericordia, bondad, fidelidad, justicia, etc.
Las incontables promesas que ha cumplido sin fallar ni una en toda la historia, nos ofrecen total seguridad de cara a las promesas que todavía no están cumplidas.
Dios nunca promete algo que no vaya a cumplir por difícil o imposible que nos parezca que se cumpla.
Por contra, leemos enfáticamente en Jeremías 17:5:
«Maldito el varón que confía en el hombre»
y en Isaías 26:4
«Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos».
La confianza en Dios se basa en que Jehová es fuerte, inmutable y eterno.