Los numerosos nombres que recibe en la Biblia como:
- Jesús (Mateo 1:21)
- Rey de los judíos (Mt. 2:2)
- Cristo (Efesios 1:10, 12)
- Jesucristo (Ef. 1:5),
- Varón de dolores (Isaías 53:3)
- Mesías (Juan 4:25)
- Unigénito hijo (Juan 1:18)
- Hijo (Juan 3:35)
- Hijo del Hombre (Mateo 16:13)
- Señor (Filipenses 2:27)
- Cordero (Juan 1:29)
- Postrer Adán (1ª Corintios 15:45)
- Autor de la vida (Hechos 3:15)
- Amado (Ef. 1:6)
- Pastor y Obispo de vuestras almas (1ª Pedro 2:25)
- Amén (Apocalipsis 3:14)
- El Alfa y la Omega (Ap. 22:13)
- Siervo (Romanos 15:8, Marcos 10:45, Filipenses 2:7), nos muestran desde la riqueza de su carácter, a todos sus atributos, su obra perfecta, su enseñanza, etc.
Al leer los evangelios notamos y vemos repetidamente que es hombre perfecto y Dios verdadero.
«Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad» leemos en Colosenses 2:9.
En Cristo encontramos verdadera humanidad y verdadera divinidad.
En Lucas 2:52 leemos que Jesús crecía en estatura y en sabiduría y en Colosenses 1:16-17
«…todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten».
Conocer al verdadero Jesucristo tal como lo presentan las Escrituras es lo mejor y más importante que puede ocurrir a cualquier persona en la vida. Conocerle ha transformado a millones de personas en la historia y te puede transformar a ti.