La Biblia no es simplemente una colección de libros religiosos. Es el vehículo por el cual Dios hace llegar su Palabra a los hombres. Otra de las grandes afirmaciones de la Biblia es que Dios ha hablado:
«Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,» (Hebreos 1:1).
Si Dios existe, la única manera de llegar a conocerle es que Él se revelase eficazmente. La naturaleza nos apunta a un Creador sabio y poderoso; pero nada nos dice de sus cualidades morales o de la relación con la raza humana. Por lo tanto, era necesario que Dios se comunicara claramente:
«en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;» (Heb. 1:2).
Nada mejor que la Escritura. Sin ella, sólo tenemos la tradición oral con sus grandes riesgos inevitables.