En nuestra sociedad occidental se valora la meditación, la cual básicamente significa vaciar la mente (si eso es posible), pero en la palabra de Dios se nos invita a meditar en la palabra de Dios, en Dios, en su creación y en sus numerosas y maravillosas obras.
Como dice Josué 1:8
«Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditaras en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien»
y «…mas tu siervo meditaba en tus estatutos» (Salmos 119:23).